Antonius Musa

El doctor Jaume Fontanet Torres, colegiado 4300375, es probablemente quien mejor conoce la figura de Antonius Musa. A lo largo de muchos años, ha investigado la existencia de este galeno y ahora, ha elaborado este documento para explicar su historia.  

Esta historia está basada en la interpretación de unos hechos que pasaron hace más de 2000 años. Los historiadores romanos Seutonio, Dion Case, Plinio o Lucio Cneo Floro, ya hicieron su interpretación basada en la lectura de algunos documentos de la época y la tradición oral, puesto que no fueron contemporáneos de los protagonistas. Todos los relatos posteriores están basados en estos primeros escritos, interpretándolos, haciéndolos coherentes y supliendo las lagunas para no perder el hilo. Dicho esto, podemos considerar que todos los hechos aquí relatados sucedieron en este orden.

Claudio Octavio, denominado también Octaviano, era el heredero que Julio César había escogido antes de que fuera asesinado en 44 a. C. No se convirtió en el primer emperador romano hasta que el Senado, una vez acabada la guerra civil, primero contra los asesinos de Cèsar (batalla de Philippos) y después contra Marco Antonio y Cleopatra (batalla de Actium) lo coronó como tal y le dio el título de Augusto, nombre que él añadió al de su tío y predecesor Julio César. De esta forma se convirtió en César Augusto. Era el comienzo del año 27 a. C. El mismo César Augusto escribió en su testamento político de las Res Gestae “después de acabada la guerra civil devolví el poder del estado en el Senado y en el pueblo de Roma… Por este mérito mío y por decreto del Senado, fui nombrado Augusto y delante de casa mía, públicamente, colocaron una corona cívica y en la Curia Iulia se depositó un escudo de oro con una inscripción dedicatoria en que el Senado y el pueblo de Roma me lo ofrecían a causa de mi clemencia, mi justicia y mi piedad”.

La Hispania Romana fue dividida en tres provincias y Tarraco era la capital de la provincia Tarraconensis, que ocupaba más de la mitad de la península. Tarraco ya teníae el estatus de Colonia y esto significaba que sus habitantes eran considerados con todos los derechos de los ciudadanos romanos. Tarraco era reconocida como la Colonia Julia Urbs Triunphalis Tarraco. Pero en el año 27 a. C. todavía había un territorio en el norte de Hispania que sus habitantes, astures y cántabros, no estaban dominados por los romanos. Esto hizo, entre otros motivos, que fuera el emperador César Augusto mismo quién viniera personalmente a dirigir la conquista y pacificación de aquellas tierras.

Augusto emprende la marcha hacia tierras cántabras comandando tres legiones para reforzar  las que ya estaban luchando en aquel territorio. Con una maniobra conjunta, apoyada por otras legiones venidas por mar desde Aquitania y de la zona norte de Lusitania, pretendía acabar con la resistencia de los pobladores nativos. El historiador romano del siglo II dC. Lucio Anneo Floro, ya citaba que aquella conquista era muy deseada por Roma, puesto que significaba el control de toda la península hispana. Pero no fue nada fácil.

 

Los cántabros y astures eran menos numerosos, con un armamento menos sofisticado y poco conocedores de las tácticas militares, sin embargo conocían perfectamente el terreno en el cual se movían y planteaban la lucha a base de emboscadas y una guerra de guerrillas que hacían mucho daño a las tropas romanas. Augusto, montó su campamento en Segisama  (cerca de Burgos) y desde allí, planteó el que para él sería la derrota total de los cántabros. La estrategia, sobre el papel, era perfecta. Pero lejos que la guerra fuera por este camino, los contraataques de los montañeses, la dificultad que llegaran las provisiones, el paso del tiempo y los problemas de salud hacían desmoralizar al emperador.

A Augusto, a pesar de que vivió 77 años, se le describe como un hombre de salud frágil, hipocondríaco y supersticioso. A menudo, sufría episodios de artritis, problemas respiratorios, trastornos digestivos, enfermedades de la piel, y por si esto no fuera poco, enfermó en plena campaña cántabra,  retirándose a la retaguardia y pensando a volver hacia Tarraco. Suetonio cita que, en un día de tormenta, un rayo cayó cerca de la litera de Augusto y mató un esclavo. Para él, este hecho fue un signo de mal augurio y aceleró la vuelta hacia Tarraco, pero el viaje no fue bueno. Los caminos eran infernales, las medidas terapéuticas que usaban sus médicos de campaña no conseguían ningún efecto positivo y la salud del emperador iba empeorando por instantes.

Los médicos de las legiones eran médicos romanos, muy diestros al resolver heridas de guerra, pero no tenían los conocimientos de la medicina del día a día, así que los tratamientos estaban en base calor, cataplasmas calientes en los sitios donde se padecía dolor o baños calientes. Eran los tratamientos habituales en aquellos tiempos; tratamientos empíricos que se usaban cuando no se conocían bien las causas de las enfermedades. Al que hay que añadir muchas oraciones invocando a los dioses por la curación del emperador. De la enfermedad de Augusto, siempre se ha dicho que fue un problema de origen hepático que se fue complicando.

Augusto llega a Tarraco en un pésimo estado de salud y se pone en manos del médico Antonius Musa, pero ¿quién era Musa?

Antonius Musa i Euphorb eran dos hermanos de origen griego, con conocimientos de medicina y también de botánica que llegaron a Roma vendidos como esclavos y que posteriormente obtuvieron la condición de libertos. En aquella época había muchos ciudadanos griegos vendidos como esclavos a patricios romanos, que tenían conocimientos de medicina y que habían logrado la condición de libertos por haber cuidado, con éxito, de la salud de sus amos. La medicina romana de aquel tiempo no estaba demasiado muy considerada entre la población y la visión que tenía la ciudadanía de los médicos era que cortaban brazos y piernas y que cosían heridas en medio de gritos estremecedores de los pacientes. Insisto que los médicos que acompañaban las legiones eran romanos y que tenían más experiencia en cirugía de campaña y traumatología. En cambio, los médicos de origen griego que trabajaban en las ciudades, eran menos agresivos y tenían mayor experiencia en la medicina del día a día. De este buen trabajo, Julio César ya era consciente, cuando en cierta ocasión hizo expulsar a todos los extranjeros que había en Roma, excepto los de origen griego, los cuales se pudieron quedar.

Antonius Musa

Musa era seguidor de la Escuela Metódica fundada por Asclepiades de Bitinia, un médico griego afincado en Roma en la primera mitad del siglo I a. C. y conocido por su teoría del origen de las enfermedades. En aquel tiempo se seguían los conceptos hipocráticos basados en la existencia, adentro del cuerpo, de 4 humores (bilis amarilla, bilis negra, sangre y flema). El desequilibrio entre estos humores era el causante de todas las enfermedades según la teoría hipocrática. En su Escuela, Asclepiades promulgaba la teoría que las enfermedades eran causadas por partículas externas que penetraban el cuerpo a través del aire, la comida o la piel (sin saberlo, avanzó la teoría microbiana como la causa de las enfermedades). Así pues, proponía unos tratamientos segundos a una higiene ambiental y personal, ejercicio suave, una dieta fresca (especialmente de verdura) y la hidroterapia fría. Básicamente, son los conceptos que aplicó Musa al emperador César Augusto. Un amplio estudio publicado en Alemania sobre el mundo romano (Aufstieg und Niedergang der romischen Welt. Bd.2.37.1. Berlin 1993) dedica unas 30 páginas  a Antonius Musa (Principios medicus) y de él se desprende que Musa entró en el entorno médico de Claudio Octavio hacia el año 30 a. C. Aquel momento coincide con la muerte de su médico de confianza, Artorius, que perdió la vida en un naufragio. Después de la batalla de Actium, la familia y los esclavos de Marco Antonio y Cleopatra, derrotados, pasaron a manos de Claudio Octavio.

Este hecho encajaría con el siguiente relato: Antonius Musa llegó a Roma como esclavo de la familia de Marco Antonio. En Roma, cuando los esclavos eran liberados (libertos), ponían ante su nombre griego, es decir, el  nombre de su amo. Así Musa se  convirtió  en  Antonius Musa, para Marco Antonio. Durante el  II Triunvirato que se formó a Roma, después de la muerte de Julio César, entre  Marco Antonio,  Octavio  y  Lépido,   Marco Antonio  se  casó  con  Octavia   (hermana de Octavio, el futuro emperador) y es en aquel tiempo que Musa podía haber sido presentado por Marco Antonio a Claudio Octavio, que siempre se rodeaba de médicos de la Escuela Metódica. Ya he citado que el Augusto era un enfermo crónico, así que es lógico que tuviera uno o mas médicos de confianza en su entorno y él, confiaba  en los médicos de la Escuela Metódica. Así que, cuando después de la batalla de Actium, Octavi vuelve hacia Roma la familia y los esclavos de Marco Antonio, Musa acaba en casa de Octavio y ya entra en su esfera médica hacia el año 30 a. C. Este razonamiento nos llevaría a que Musa y Augusto ya se conocían de antes del episodio de Tarraco, y que cuando Augusto se puso tan enfermo en Cantabria, sabiendo que en Tarraco encontraría a su médico, acelerara su vuelta (Finales del año 27 a. C. Inicios del año 26 a. C.).

La llegada de Musa a Tarraco se podía haber producido pues, cuando Augusto vino con motivo de la conquista de las tierras cántabras. Musa se quedó en Tarraco (los médicos griegos no iban a los campos de batalla) o bien, podía haber sido llamado a Tarraco, cuando el emperador se puso enfermo en Cantabria. Sea como fuere, el hecho que nos interesa a nosotros es la coincidencia de Augusto y Musa a Tarraco, porque es la primera referencia de una atención médica que tuvo una enorme repercusión en todo el imperio romano y que cambió la consideración social de la clase médica. Vista la evolución de la enfermedad y el tratamientos que se emplearon en los diferentes tiempos, me gustaría hacer algunas consideraciones.

El tratamiento que se le practicó tanto en Cantabria como durante el camino de vuelta y el que utilizó Musa en Tarraco  eran antagónicos. Musa contradijo todo el que estaba establecido hasta aquel momento. Especialmente cambiando el calor por el frío.

En campaña:  los médicos romanos estaban preparados para tratar las heridas del campo de  batalla: taponar hemorragias, coser heridas, reducir luxaciones, amputaciones y poco hacían o sabían hacer con las enfermedades internas. La higiene y el ambiente, a pesar de estar el emperador en una tienda de campaña especial, tampoco debían de ser los mes adecuados. Además, el reposo no podía proporcionar la tranquilidad necesaria por un enfermo en medio de un campamento militar.

Todo esto cambia con la llegada a Tarraco. Aquí encuentra un médico empático que se dedica solo a cuidar de su salud, un ambiente relajado y tranquilo, familiar donde las noticias le llegan filtradas y la hidroterapia fría propició una mejor higiene personal y ambiental. Y lo más importante, la comida. Si había un problema digestivo, sin duda la orientación dietética fue una gran ayuda. Los conocimientos que Musa tenía de las plantas también le servían para hacer preparaciones terapéuticas naturales en forma de elixires y ungüentos que aplicaba a sus enfermos.

Resumiendo, Musa fue un atrevido al cambiar de forma radical la orientación del tratamiento que se estaba aplicando (y que era el que se recomendaba en aquellos tiempos). Suple el calor por el frío; las compresas que se aplican en el cuerpo son frías, los baños son fríos y la comida especialmente, que se centraba en base de verdura fresca. Dieta, higiene, hidroterapia y el paciente mejora, poco a poco, bajo el control de su médico de confianza y en un clima mediterráneo, que ya era alabado por los poetas romanos de la época.

Y mientras Augusto fue mejorando y recobró su mala salud habitual, las  noticias que llegaban a Roma eran contradictorias. Muchos eran los romanos que pensaban que el emperador había muerto en Tarraco. La gravedad de cómo llegó a Tarraco viene dada por el mismo Augusto que, en un momento determinado, al sentirse tan gravemente enfermo inicia la tarea de pensar en quien designaría como su sucesor delante del Imperio y empezó a dictar su autobiografía y testamento. Pero tal como simplificó Plinio el viejo:  una lechuga curó al emperador.

Augusto se quedó dos años más en Tarraco, recuperándose,  dirigiendo su imperio y desarrollando su 8º y 9º consulado. A finales del año 24 a. C. o principios del año 23aC. vuelve a Roma, hecho que se convirtió en un gran acontecimiento. Al poco de llegar a Roma, Augusto vuelve a enfermar gravemente, pero seguía teniendo a su lado a Musa como médico de confianza y lo volvió a recuperar con el mismo tratamiento.

Año 23 a. C. Augusto estaba eufórico y era tiempo de repartir premios. Está tan agradecido a Musa que le concedió la ciudadanía romana, le otorgó mucho dinero y el anillo de oro distinción de los equites, (los equites, los caballeros formaban la clase media-alta de la sociedad romana, ocupando cargos importantes del ejército y la administración) y también hizo que el Senado lo librara del pago de impuestos profesionales y que tanto él como todos los médicos que vinieron detrás, fueran dignificados por la sociedad romana, estableciendo así un código de regulación de la profesión médica al mundo romano. Podemos decir, pues, que gracias a la actuación de Musa en Tarraco y en Roma, se otorga, por primera vez a un médico, tan alta distinción.

Pero los honores hacia Musa, no acaban aquí. Augusto, atendiendo la petición de sus súbditos, le hace erigir una estatua a imagen y parecido de la de Esculapio y hace que la sitúen al lado  de Dios de la Medicina al templo de la isla Tiberina (un lugar sagrado). Un lugar de culto por los romanos desde que cabe en 293 a. C. (en un momento en que Roma sufría una gran epidemia) se construyó un templo dedicado al manantial de la Medicina.

Ya he citado antes que Musa tenía un hermano que se llamaba Euphorb y que la historia lo sitúa como médico del Rey Juba II de Numidia y Mauritania. Euphorb siguió un aprendizaje paralelo al de Musa y seguro que estaba en su equipo médico al servicio del emperador. En aquellos días de euforia, Augusto, también hacía reconocimientos y premiaba a personas distinguidas que lo habían acompañado en su aventura cántabra, entre ellos, Juba II Rey de Numidia al que le concedió, en aquel momento, el territorio de Mauritania.

La  estatua de Musa fue  sufragada por los propios ciudadanos romanos que recomendaban al suyos hijos que hicieran sacrificios a él y a Esculapio, en agradecimiento por haber conservado la salud del emperador. Si tenemos en cuenta que Augusto hizo la estatua a Musa a imagen de Esculapio, o sea con los atributos del bastón y la serpiente roscada y en un hecho insólito la hizo colocar al templo  junto a Esculapio,  parece que casi mitificó a su médico.

Desprendido de todos los honores, Musa siguió como médico de la familia imperial a Roma, pero no todo el mundo le tenía tanta simpatía. Mucha gente, que rodeaba al emperador no estaba contenta: el hecho que un griego tuviera tanta influencia no les gustaba, ni tampoco que Musa hubiera establecido unas dietas a base verduras, ejercicio y los baños fríos. Pero no encontraban el momento ni la ocasión para desprestigiar al médico. El momento  llegó a finales del mismo año 23 a. C. con la muerte repentina de Marcelo a pesar de los tratamientos que Musa que le aplicó. Exactamente la misma terapia que a su tío. Marcel era sobrino de Augusto y era, en aquel momento, el numero uno en la lista de sucesores del emperador. Algunos historiadores dicen que murió envenenado por Livia Drusila, la mujer de Augusto, para favorecer a su hijo Tiberio (hijo de su primer matrimonio). Este hecho sirvió para desprestigiar a Musa, que fue apartado del entorno del Augusto.

Musa siguió ejerciendo la medicina a Roma y murió 9 años después, el 14 a. C. y en cuanto al emperador César Augusto, murió en la ciudad de Nola, en 14 d. C. a los 77 años. La tarea d‘Antonius Musa, con el emperador, ha sido comentada por los propios historiadores romanos y la Historia lo  considera uno de los precursores de la hidroterapia fría y con su actuación como médico, hizo cambiar la consideración social de la clase médica en el Imperio romano.

La información que se dispone en este documento ha sido aportada por el Dr. Jaume Fontanet y revisada por catedrático de Arqueología Histórica de la Universitat de Tarragona de la URV, Joaquim Ruiz de Arbulo.